El caso del Colectivo 11J Cuba

Foto: Grupo de Desaparecidos #SOSCuba

En los meses previos al estallido social, se posicionaron los hashtags #SOSCuba y #SOSMatanzas, este último para evidenciar la crisis sanitaria de dicha provincia durante la pandemia por COVID-19. Al sentimiento de injusticia dentro y fuera de Cuba se sumaron apagones de Internet y otras medidas antidemocráticas que derivaron en las primeras protestas en la localidad de San Antonio de los Baños.

En un primer momento, el Colectivo 11J surgió para documentar las protestas. Sin embargo, ante la represión del gobierno cubano, una red de mujeres periodistas e investigadoras se articularon, dentro y fuera de Cuba, para crear una fuente de información verificada de las víctimas de detenciones arbitrarias. En este proceso, el grupo de Facebook “Desaparecidos SOS Cuba” fue clave para comenzar a canalizar las denuncias y las alertas sobre las personas detenidas durante las protestas. 

Darcy Borrero, periodista cubana e integrante de este Colectivo, compartió los retos a los que se enfrentaron debido a la poca conectividad a Internet en el país:  

“En Cuba hay un monopolio que controla las telecomunicaciones, y evidentemente cuando ese monopolio actúa al servicio del Estado, puede perfectamente dejar sin Internet a las y los cubanos. Esto se traduce en una zona de silencio y de corte de información, tanto de entrada como de salida”, señaló Borrero. 

Para enfrentar las malas condiciones de conectividad, el Colectivo creó redes de contactos dentro y fuera del país para implementar un proceso de verificación confiable con impacto a nivel internacional. 

“Desde el exterior aprovechamos que tenemos mejores condiciones de conectividad y que no estamos supeditados a una compañía que pueda cortarnos el servicio por razones políticas en un momento de protesta. Este es el potencial que hemos aprovechado desde el inicio”,  expresó Borrero, quien se encontraba fuera de Cuba durante el contexto de las protestas. 

Para el proceso de verificación del Colectivo se desarrolló un flujo de información donde participaron los familiares de las personas detenidas y periodistas residentes en el país junto a un grupo de investigadoras y periodistas fuera de Cuba.

Foto: Twitter @justicia11j

“En un primer momento, las fuentes fundamentales eran los familiares de las víctimas, aquellas que podían darnos un testimonio. Hasta que no hablábamos con los familiares no dábamos por sentado un caso. Esto se complementa con la información que obtenemos de los registros que la fiscalía le otorgaba a los familiares. Solo así se podía confirmar el proceso de verificación”, destacó Borrero. 

Ante el contexto de represión de las protestas, el Colectivo Justicia 11J complementó sus procesos de verificación con protocolos de cuidado para las familias de las víctimas y las personas detenidas. 

“Lo más valioso para nosotras es transmitirle confianza a cada una de las personas que se acercan con un caso o una denuncia. Nosotras buscamos que las personas se sientan protegidas y respaldadas, y no que en pos de visibilizar algo se ponga en riesgo. La seguridad de quienes están reportando desde dentro de Cuba tiene que ser resguardada”, concluyó Borrero. 

La verificación de información en contextos de protesta y represión social es una importante herramienta para visibilizar violaciones a derechos humanos y proteger el derecho a la información de la ciudadanía. El caso del Colectivo Justicia 11J es un ejemplo de cómo el uso de redes sociodigitales puede facilitar los procesos de organización al interior y exterior de un país para enfrentar las barreras de conectividad a Internet y garantizar un flujo de información verificada ante la represión gubernamental.